El cultivo del olivo tiene su origen en
Oriente Medio hace más de 5.000 años, difundiéndose hacía
Occidente a lo largo de la cuenca del Mediterráneo. A partir de
los azebuches, árboles salvajes y espontáneos, los primeros
cultivadores de la Península Ibérica fueron eligiendo los
árboles que presentaban características más idóneas según las
zonas y en función de la productividad, adaptación del terreno,
rendimiento, etc... De esta forma, los olivos de la península
ibérica son en la actualidad árboles duros y resistentes a
condiciones climáticas y orográficas muy diversas, y conviven
con otros cultivos autóctonos como la vid, el almendro o la
higuera.
España disfruta de una sorprendente
diversidad de climas y microclimas, producto de una compleja
orografía, junto a una gran variedad y riqueza de suelos. Estas
condiciones geográficas, unidas al gran número de variedades de
aceituna empleadas en la elaboración de nuestros aceites de
oliva, permite ofrecer una amplia gama y diversidad de aromas y
sabores sin equiparación en ningún otro país productor. De esta
forma encontramos aceites de sabor muy dulce y suave, junto a
otros de gran cuerpo y carácter con un agradable sabor amargo o
picante de diferentes intensidades. Los aceites españoles tienen
en general un aroma afrutado intenso que recuerda a la aceituna
verde o madura.
Las variedades que nosotros trabajamos
son la monovarietal picual y una multivarietal con mezcla
de fafarenca, mansanella, benialla y picual. Aunque nos
especializamos en la monovarietal de picual.
Estas son variedades
de olivas que hay en España:
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